lunes, 25 de abril de 2011

En homenaje a Rosa Amalfitano

Cajitas de plata labrada. Aparentes pastilleros. Coleccionismo de soma.
Pesos mejicanos convertidos en nieve. Veneno para su inteligencia.


Imagínate a Aitana Sánchez-Gijón con ventidós años. Esnifando en la esquina de una habitación oscura de Ciudad Juárez. Aitana que no es Aitana, pero que se parece a Aitana en La puta y la ballena. Rosa Amalfitano. La Carmen del norte de Méjico. Vestido rojo y piernas tostadas. Mirada abismal. Española de encaje y sabor a almendra. Un Perfume en el basurero clandestino que es esa ciudad de Chihuahua. Mujer misteriosa e intelectual, de curvas rebosantes. Una diosa clavándose alfileres por la nariz.


Aún no lo sabes, pero quieres invitarla a bailar un tango en el desierto.
Llevártela después a Europa y huir de la barbarie.



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Este post lo escribí en mi anterior blog (ya cerrado con candado) y lo repongo aquí porque, como el ave fénix, renazco de mis cenizas.

Bienvenidos a mi nueva casa y a mi recién nacida identidad.